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Noticias - 05 Jul 2021

Julio López: 'El exilio es nuevamente una realidad para los periodistas'

Al menos 15 periodistas independientes han tenido que salir del país para resguardar sus libertades frente a una nueva escalada represiva del régimen Ortega-Murillo, que amenaza con arrestar a comunicadores haciendo uso de la Ley de Ciberdelitos y la Ley de Defensa a los Derechos del Pueblo. Julio López, de Onda Local, es uno de ellos.

CINCO

El periodista Julio López, de Onda Local, se exilió el 24 de junio para resguardar su vida tras enterarse de una retención migratoria en su contra. La escalada represiva ha provocado que al menos 15 periodistas se exilien por

amenazas de detención. Después de los arrestos a opositores, activistas y empresarios, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo amenaza a la prensa independiente con aplicar la Ley de Ciberdelitos, aprobada por el parlamento de mayoría oficialista a finales de 2020.


Rosario Murillo ha tildado de “tapudos”, “chachalacos” y “mentirosos” a la prensa independiente. El 1 de julio dijo que las noticias falsas son un delito. Semanas antes, la Policía Nacional allanó la casa del periodista Carlos Fernando Chamorro y encarceló al cronista deportivo Miguel Mendoza, uno de los usuarios más críticos y activos a través de las redes sociales. Sus tuits le sacaban ampollas a un régimen que no soportó el humor ácido del comunicador.


En esta entrevista, López habla de las razones que lo obligaron al exilio y analiza los recientes ataques a la prensa independiente. Asegura que el periodismo puede sobrevivir a una dictadura con el respaldo de la ciudadanía y


su capacidad para documentar los hechos que el régimen le niega cubrir a los periodistas independientes. “Se tiene que apelar a lo que ocurrió en 2018, cuando la ciudadanía pudo mantener informada a la sociedad haciendo uso de las redes sociales para llevar la denuncia pública”, dijo.


Cuando intentaste salir de Nicaragua, denunciaste que oficiales de migración te retuvieron y te advirtieron que no podías salir del país. ¿A qué le atribuís esta decisión por parte del régimen? 


No era únicamente yo en esa lista de periodistas que tienen restricción migratoria, lo cual representa un abuso de poder de parte del régimen de Daniel Ortega y una violación completa a nuestros derechos humanos. Esta decisión es arbitraria y atenta contra los derechos humanos de los periodistas. Esto se enfoca en la investigación abierta contra la Fundación Violeta Barrios de Chamorro por el supuesto delito de lavado de dinero. Y lo digo porque cuando yo estaba en la frontera llegó a la casa de mi madre una cita de la Fiscalía para comparecer ante esta instancia. Es decir, de forma paralela decretan la retención migratoria y para tener justificación de esa orden hacen llegar a mi casa los citatorios de la Fiscalía.


¿Por qué creés que el régimen ha elevado la parada contra los periodistas?


Yo lo ubico como parte de la escalada represiva y de la criminalización contra el periodismo en Nicaragua. El hecho de migrar es tan normal y parte de los derechos humanos que no debería existir prohibición alguna. Y eso te indica que estamos en el grupo de los perseguidos políticos en Nicaragua, porque no es una norma que se aplica a todo el mundo. Es una medida que ellos han tomado de forma selectiva, en este caso contra defensores de derechos humanos, contra periodistas, contra opositores, porque estamos, como se dice, en el ojo del huracán del régimen de Daniel Ortega. 


Al pedir las razones de tu detención, las autoridades te dijeron que fueras al Consejo Supremo Electoral a buscar más información. ¿Qué relación puede tener este poder del Estado con una retención migratoria?


Lo único que yo sé es que es la instancia que ha estado emitiendo estas certificaciones de retención migratoria. Lo hicieron con el caso de Cristiana Chamorro, con el caso de Lourdes Arróliga de la Fundación Violeta…esa fue toda la explicación que me dieron, que fuera y que preguntara en el Consejo Supremo Electoral la razón de por qué se me había decretado esta retención migratoria. Como digo, es totalmente arbitraria porque yo no he cometido ningún delito, no tengo ningún proceso judicial abierto en mi contra. Esto sólo tiene explicación porque vivimos en dictadura. 



También a muchos periodistas los han amenazado con aplicarles la Ley de Ciberdelitos. Incluso las amenazas ya forman parte del discurso oficial. ¿Cómo valorás el uso de esta ley contra el periodismo y contra cualquier ciudadano que el gobierno tilde de ser culpable de difundir noticias falsas?


Esto ratifica la advertencia que habíamos venido haciendo desde que se empezó a conocer que estaba en la mente de la dictadura. La advertencia era que se trataba de una ley para perseguir y criminalizar el ejercicio del periodismo tal como está ocurriendo y que yo sé que ha motivado el exilio de más de 15 periodistas en los últimos días. Lo que pasa es que hay casos que no son públicos por razones de seguridad, pero el exilio nuevamente es una realidad para los periodistas nicaragüenses que se sienten intimidados por esta ley. Evidentemente no tenemos la certeza de que se van a respetar los derechos humanos y en cualquier momento podés ser encarcelado, como ocurrió con Miguel Mendoza.


¿Cómo valora PCIN esta nueva ola de periodistas exiliados?


Replantea las formas de seguir trabajando e informando desde el exilio. Esos son los compromisos que uno como periodista puede mantener. El exilio como, como yo he dicho, es una forma de garantizar que la información siga llegando y evitar ceder a la censura total que quiere imponer el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua. Te puedo decir que este grupo de exiliados lo está haciendo en mejores condiciones que los que lo hicieron en la primera ola de migración de periodistas. Porque cuando vino la primera ola, hubo periodistas que incluso durmieron en la calle. En cambio, con la llegada nuestra ya hay una red de periodistas que incluso de forma voluntaria han ofrecido un espacio en su casa, en su cuarto, en donde están para poder recibir a algún periodista en Nicaragua. Las redes son más amplias y hay una total disposición de apoyar. 


Está la experiencia de un primer exilio en 2018. Muchos de los exiliados de aquel entonces eran periodistas que llegaron a fundar sus medios.


La experiencia de ese primer exilio que te deja aprendizajes y que te deja una ruta definida de cómo seguir. Por ejemplo, en mi caso, yo sé que la solicitud de refugio es un proceso a veces tardado y muy lento, pero que al tener ya una explicación de que eso es así y a colegas que te pueden decir ‘mira, toca esta puerta, hace esto, hace lo otro’. Uno como que ya tiene mayor información y no se siente perdido.


¿Le teme el régimen a la cobertura electoral que puedan realizar la prensa independiente en este año?


Evidentemente, el régimen de Daniel Ortega sabe que la prensa independiente siempre resulta incómoda y que la prensa independiente siempre evidencia la arbitrariedad de un posible fraude que ya puede estar en marcha en Nicaragua, y sabe que estas elecciones no tendrán ninguna legitimidad ante la comunidad nacional e internacional. La prensa queda como el único testigo, al no haber observación electoral, evidentemente quedan más al desnudo.


¿De qué forma puede resistir el periodismo en medio de una dictadura como esta?


Aquí no queda otra que sostener las alianzas entre periodistas nacionales e internacionales para poder seguir venciendo la censura. Uno tiene que buscar otras maneras de reportar lo que está sucediendo en Nicaragua, y es ahí donde entra de forma estratégica el hecho de poder mantener las alianzas con las organizaciones que todavía tienen alguna posibilidad de trabajar, pero también apelar a lo que ocurrió en el año 2018, cuando la ciudadanía pudo mantener informada a la sociedad haciendo uso de las redes sociales para llevar la denuncia pública. Es decir, si a un periodista se le niega la posibilidad de poder cubrir un hecho, hay múltiples formas que tiene la ciudadanía para poder hacer llegar sus denuncias ante los medios de comunicación.