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Iniciando el año 2019 es necesario hacer un recuento del contexto y el profundo giro que se efectuó en Nicaragua a partir de abril 2018 con la insurrección cívica. El nuevo escenario ha colocado al país frente a un futuro incierto y sombrío debido a la grave crisis política y de derechos humanos, pero principalmente por la obcecada decisión de Daniel Ortega y Rosario Murillo de mantenerse en la presidencia aun cuando para, prácticamente todos los actores nacionales e internacionales, así como para los mismos allegados al régimen, el desenlace de la crisis ya está anunciado y una nueva transición está a las puertas.