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El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), la icónica organización guerrillera que devino en el partido político más fuerte y cohesionado de Nicaragua durante las últimas cuatro décadas, pasa por una de sus crisis más fuertes en este momento. Tal pareciera que es una crisis terminal de la cual difícilmente logrará reponerse. La actual sumisión del otrora poderoso partido al gobierno de Daniel Ortega ha terminado arrastrando al primero durante la aparatosa caída del segundo.