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Tres meses después que iniciara la Insurrección cívica de Abril, el gobierno no ha logrado desmovilizar ni debilitar al movimiento social que le ha dado vida. Por el contrario, el movimiento se ha fortalecido. La estrategia de represión y terror del orteguismo no ha logrado disminuir las acciones ni capacidad de resistencia del movimiento, de la misma forma que tampoco ha logrado debilitar el Diálogo como el espacio para una ruta de solución pacífica y democrática a la crisis del país.